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Podríamos regresar a Milán el 25 de abril. Treinta años después de la Fiesta de la Liberación de 1994, cuando una enorme manifestación llenó la ciudad, bajo una lluvia torrencial. Nosotros en el manifesto fuimos quienes lanzamos la idea un tanto loca. Fue un éxito, fue acogida y relanzada. Las adhesiones crecieron rápidamente y la plaza se llenó. Fue una fiesta y un triunfo de pueblo. Podríamos volver a hacerlo, y podríamos hacerlo aún mejor. Podría haber sol.

El 25 de abril no es una mera celebración, sino una fecha que cada año nos entrega nuestro destino, recordándonos que la liberación está en nuestras manos. La amenaza neofascista era fuerte hace treinta años, cuando Berlusconi y Fini entraron en el gobierno por primera vez, y es muy fuerte también hoy, con el gobierno de Meloni que se ha movido aún más hacia la derecha. Una derecha agresiva y reivindicativa que no consigue hacerse presentable un año y medio después de la victoria. Y es natural que así sea, porque tiene sus raíces en los veinte años de fascismo y en su nostalgia, en la historia más oscura de este país, en todo lo que fue derrotado el 25 de abril de 1945.

La amenaza no afecta sólo a Italia sino a toda Europa, que cada día se hunde más y más en una espiral de guerra. En todas partes, los partidos de extrema derecha o abiertamente neofascistas cuestionan la libertad, la igualdad, los derechos y la coexistencia pacífica. Hay que frenarlos en las urnas de las elecciones europeas, pero también con una gran movilización popular que reavive los valores de la resistencia y del antifascismo.

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Si potrebbe tornare a Milano il 25 aprile

En Milán este año queremos que marche una gran manifestación, más grande de lo habitual, capaz de hablar a todo el continente, así como el 25 de abril italiano fue el anuncio de la liberación de toda Europa en 1945. Setenta y nueve años después del fin de la pesadilla nazi-fascista, el riesgo de que la crisis y la renuncia favorezcan una victoria abrumadora de la extrema derecha en las elecciones europeas nunca ha sido mayor.

Volvamos a las calles, sabiendo que para vencer el autoritarismo y la opresión, el racismo y las porras, la precariedad, la explotación y la devastación ambiental no es necesario invocar el pasado sino construir un futuro mejor. La liberación es ante todo esto: el deseo de una humanidad plena. Y por eso sería hermoso juntarnos algún día, ese día, llevando a Milán nuestros cuerpos, nuestros deseos, compromisos y esperanzas para el futuro de la humanidad y del planeta.

La Resistencia luchó contra el nazifascismo para liberar a Italia, para construir un país más justo y avanzado con la Constitución y la República fundada en el trabajo. Y luchó contra ello para detener la guerra y desterrarla del destino de Europa y del mundo. Esto es una vez más lo que debemos hacer hoy contra las guerras que ya se están librando y aquellas que se anuncian de manera cada vez más siniestra.

Construir la paz con tenacidad contra todos los oscuros presagios de guerra, silenciar las armas en Europa, detener con la negociación la invasión rusa de Ucrania y obtener inmediatamente un alto el fuego por parte de Israel interrumpiendo la masacre en Gaza, por la liberación de los rehenes del 7 de octubre, por una paz justa. El 25 de abril es también por este motivo.

Construyámoslo juntas y juntos, pero sobre todo llenémoslo juntas y juntos. Que vengan las asociaciones, los partidos, los sindicatos, las trabajadoras y los trabajadores, las jubiladas y los jubilados, que vengan los movimientos, las y los estudiantes, las personas pacifistas de Italia y Europa. Venid en compañía o solas, porque nunca nadie estará sola o solo. Venid a Milán en tren, autobús, a pie o en bicicleta. Contadnos cómo os gustaría que fuera ese día, cómo os lo imagináis. A partir de hoy construyamos nuestra Liberación.

*Traduzione di Luca Tancredi Barone